Con la llegada de la democracia, el desfalco municipal se siguió perpetuando como un pasatiempo, y la incertidumbre, se convirtió en el estado más triste que acompaña a la ciudad. Una deuda se cierne todo el tiempo en las calles y sobre los residentes que esperan funcionarios competentes. ¿Qué tanto nos deben? ¿Qué tanto le debemos al puerto? Catorce años estuvo Hernán Pinto al poder, dejando un déficit de $7.600 millones de pesos. Con Jorge Castro al mando, la cifra aumentó a $ 35 mil millones. La pésima gestión para salir de la pobreza municipal ha llevado a la pasiva alternativa del despojo: venta de bienes locales para amortiguar la crisis. De este modo, Valparaíso se va vendiendo a pedazos. La espera de un recambio en su gestión es solo un espejismo inmóvil, que no saldará las cuentas que han viciado la incompetencia por más de treinta años. Los porteños saben que significa ser víctimas de la corrupción, violencia y robos.
Debt
With the arrival of democracy, the municipal embezzlement continued as a hobby, and uncertainty, became the saddest state which accompanies the city. A debt that blossoms all the time on the streets and over the residents who are waiting for capable officials. How much are we owed? How much we owe to the city? Fourteen years was Hernan Pinto in office, leaving a 7.6 billion pesos in deficit. With Jorge Castro the ammount went up to 35 billion. The awful management to came out from municipal poverty has taken us to the passive alternative of dispossession: sales of local real-state to cushion the crisis. In this way, Valparaiso is being sold piece by piece. The waiting for a change in management it's just a still mirage, which won't pay the debts that have staled inefficiency for over thirty years. The "porteños" know what it means to be the victims of corruption, violence and theft.